«Esperanza en tiempos de coronavirus»

«Esperanza en tiempos de coronavirus»

En esta Cuaresma  particular, una nueva hoja de ruta: cruzar el desierto, rezar y redescubrir el hambre eucarística.
Vivir lo que miles de cristianos de todo el mundo están viviendo. Para redescubrir la maravilla. Salir de nuestras rutinas…

Y en esta niebla total, navegar a vista, volver a aprender la confianza, la verdadera confianza. Entregarse a la Providencia. Y aprende también a detenerser. Porque se necesitó un virus diminuto, invisible e irrisorio, que se ríe en nuestras caras, para detener nuestra loca carrera.

Y al cabo, la esperanza de la Pascua, la victoria de la vida al final de esta larga cuaresma, que será también una explosión de nuevos abrazos, gestos de afecto y una comunión largamente esperada, después de un largo ayuno.

Y podremos decir con San Francisco «¡Alabado seas, Señor, por el fratello Coronavirus, que nos ha enseñado de nuevo la humildad, el valor de la vida y la comunión! ».

Valor, no tengan miedo: ¡He vencido al mundo! (Jn 16:33)

(Extracto de un magnífico texto de una religiosa de Milan sobre la esperanza en la tormenta  del covid-19)

A las Hermanitas de la Asunción y amigos/as

Desde hace unos meses, nuestro mundo está siendo sacudido e interpelado por la pandemia que se extiende a muchos países. Los gobernantes, todos los sectores de la sociedad y cada persona podemos sin duda reflexionar acerca de este sentimiento “de ser todopoderosos”, que nos acecha a todos y a todas y de medir el combate que hemos de vivir. Solos, solas, no ganaremos. Despertemos las llamadas a la solidaridad, al apoyo mutuo y a la compasión

Nuestros últimos textos de congregación expresan nuestras opciones de solidaridad, de compasión, de hospitalidad, de ir al encuentro. Nos hallamos en medio de esta situación, intensamente llamadas a vivirla.  Muchas personas sufrirán a causa del confinamiento. No olvidemos a las personas que están solas, no olvidemos a nuestros vecinos y vecinas e inventemos la manera de “saludarles”, de ofrecerles un servicio dentro del marco fijado de lo posible. De igual modo, seamos también solidarias con la oración

(Extracto de una carta de M. Françoise Phelippeau, superiora general de las hermanitas de la Asunción)

ORACIÓN

Señor, tú que cuidas de cada uno de tus hijos,
¡Confiamos en ti!
Dale a nuestro tiempo la gracia de la curación.
Ayuda a los enfermos, a los cuidadores y a las familias en duelo.
Háznos atentos a los que están aislados, frágiles o desanimados.
Haz que la fe, la esperanza y la caridad crezcan en nosotros.
Por la intercesión de la Virgen María, y de todos los santos,
Haz de nosotros, con la fuerza del Espíritu,
testigos de la Luz, tu Hijo resucitado. ¡Amén!

Oración propuesta por una diócesis de Francia

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