“Este hombre vino como testigo, para dar testimonio de la luz” Jn. 1, 7

“Este hombre vino como testigo, para dar testimonio de la luz” Jn. 1, 7

El 3er. domingo de Adviento es «El domingo de la alegría», nos recuerda que aun en medio de numerosas dudas y dificultades, la alegría existe porque existe Dios. Este gozo es una opción: abrir nuestros corazones y confiar en la luz de Su amor cuando nos encontramos con El.

Juan Bautista nos recuerda que hay que preparar este tiempo esperando que Jesús renazca de nuevo en nosotros/as.

La irrupción de la Covid-19 ha reforzado la importancia de la solidaridad, de la ecología y de la paz. El Papa Francisco hace eco especial de esto en su encíclica Fratelli Tutti. Insiste sobre el aporte que pueden hacer los cristianos en estas horas tan marcadas por el sufrimiento.

Estamos llamadas a ser personas de esperanza. Una esperanza que se revela en la manera de vivir juntas en comunidad. Por la calidad de escucha, de ternura, de benevolencia y de perdón. Si vivimos nuestra fe en Jesucristo y ponemos en el centro de nuestra vida a las personas vulnerables, pobres y marginadas, entonces haremos más concreto el mensaje de esperanza. Este mensaje de esperanza en Cristo va más allá del aquí y ahora. Nuestra esperanza está puesta en Jesucristo, el mismo ayer, hoy y siempre. (Hebreos, 13,8).

En este tiempo de Adviento, escuchamos la llamada a reflexionar sobre cómo podemos colaborar en una interacción sencilla, cada día, y optar por la defensa de los derechos de las personas, para que todas sean acogidas, amadas y respetadas. Entonces podremos en verdad regocijarnos ante la luz derramada sobre el mundo entero.

Alegraos y dad gracias, que vuestra luz brille en la oscuridad.

La Covid-19 nos ha hecho tomar conciencia mundialmente de que todos y todas estamos interconectados; reconocemos nuestra interdependencia y a Dios en la historia de la Salvación… Nos alegramos porque somos conscientes que es una llamada al bien común – al Amor.

Porque, así como la tierra hace crecer sus brotes y el jardín hace germinar lo sembrado, así, oh Dios, harás germinar la justicia y la alabanza ante todas las naciones

¡Regocijaos! ¡Estad siempre alegres!

Hermanitas de la Asunción en Nueva Zelanda

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