Historia de un arrozal en Madagascar. Una marcha en la Esperanza

Historia de un arrozal en Madagascar. Una marcha en la Esperanza

Una larga historia

Es una historia muy larga. Todo comenzó en 2014, con motivo de la visita de la Superiora General a Madagascar. Nosotras, las Hermanitas de Madagascar, queríamos dar nuestra participación en los recursos de la Congregación a través de la autofinanciación. Somos interdependientes en la Congregación, por lo que queremos dar nuestro aporte asumiendo una parte de nuestros gastos diarios.

Hna. Odile y Hna. Charline han seguido una formación en Antsirabe en “AGV”una empresa social, una organización internacional que aboga por el desarrollo  de las  capacidades en los países en desarrollo. AGV imagina una sociedad en la que se desarrollen los talentos, la pericia y las experiencias para el desarrollo personal y comunitario.

El deseo  de un terreno fue madurando en el corazon de las Hnas Louisette,  Charline  Odile; y a fuerza de perseverancia, , la flor ha dado su fruto. El sueño se hizo realidad.

El proyecto

Este proyecto es apoyado por nuestras dos comunidades: Sahalava y Ampopoka. Un pequeño grupo de tres hermanas, delegadas por las comunidades, aseguran el seguimiento de  este nuevo proyecto y están haciendo el enlace con las comunidades. Son la hermana Charline, la hermana Odile y la hermana Myriam. Este proyecto: «nuevo terreno» tiene dos objetivos: La autofinanciación de las dos comunidades de Madagascar y la autofinanciación de las familias.

Esta tierra, situada cerca de la comunidad de Ampopoka, se compone de un modesto arrozal , un espacio para el cultivo de frutas y verduras y una casa en la que nuestro cuidador vive por el momento.

Ya ha permitido a varias personas hacer un trabajo diario. Estos beneficiarios estaban contentos de haber encontrado un trabajo, porque cuando no hay trabajo, la pobreza se instala.

Para el trabajo que nosotras, las Hermanitas, no podemos hacer, contratamos a padres y madres de familias que vienen de nuestro vecindario (Sahalava y Ampopoka).

La mayoría de ellos ya han hecho el entrenamiento sobre autofinanciamiento familiar.

Destacamos que queremos dar trabajo a los que no lo tienen con el deseo de que sean autónomos; y gracias a este proyecto podemos acompañarlos en este camino.

Gestión de la tierra

Para la gestión de este terreno, hemos establecido un contrato con el Sr. Michel, un técnico que nos acompañará en este proyecto en 2019-2020.

Propuso tres etapas, comenzando con los cultivos de alimentos, el transplante de arroz en de arrozal y la piscicultura en nuestro pequeño estanque que contiene 150 peces.

Luego el segundo cultivo en la cultura «Tanety»es decir  en la tierra, cultivo de  frutas y verduras como frijoles, maíz, maní y árboles frutales. Luego el tercero es el cultivo fuera de temporada que tendrá lugar más tarde.

¡Primera cosecha!

El 23 de marzo de 2020 fue el día de la primera cosecha del arroz cultivado en esta nueva tierra. El tiempo fue bueno, sin demasiado sol y lluvia. Todos nosotros estuvimos allí desde las 7 de la mañana. Los hombres bajaron al arrozal y cortaron el arroz maduro. Las mujeres recogieron las espigas, las ataron en gavillas, las colocaron sobre sus cabezas y las llevaron a la parte alta del terreno. Allí, los hombres y algunas mujeres trillaban el arroz y los granos maduros se desprendían fácilmente. Entonces los tallos desnudos que aún estaban en el suelo fueron  separados de los granos, que formaban una superficie compacta bajo nuestros pies.

Al final de la mañana, el campo de arroz había sido cosechado y las bolsas de arroz estaban llenas.

Esta época de cosecha es un verdadero trabajo de solidaridad y esfuerzos colectivos. Cada uno de nosotros se pone manos a la obra y se une a los demás para que todas las operaciones puedan realizarse.

La cosecha es un trabajo familiar porque crea entre nosotros lazos de ayuda mutua y de celebración. Produce en cada uno una gran alegría y satisfacción. También participa en el cuidado de la tierra porque la agricultura es el alma de nuestro planeta tierra.

Significa permitir que todos y cada uno de nosotros, las familias de nuestros barrios y comunidades, produzcan su propia comida, que es un derecho humano fundamental.

El Carisma que hemos recibido nos llama a todas a trabajar junto a nuestro pueblo para que cada uno pueda vivir con dignidad con otros pueblos. Trabajar la tierra también desarrolla esta dignidad. Hoy más que nunca, estamos llamadas a asegurar que cada persona pueda trabajar, vivir, alimentarse y crecer a través de la educación, la cultura y la fe ante Dios y la humanidad.

Pasos

Pero la cosecha no fue el último paso. Llevó días de secado y aventar para llenar nuestras bolsas de arroz.

El arroz en casa es nuestro alimento, nos da fuerza, salud y vida, es un derecho humano producir lo que necesitamos para vivir, es sobre todo reconocer nuestra dignidad y nuestra vida ante Dios y ante nuestro pueblo con el que hemos hecho una alianza. Las bolsas llenas eran doce, fueron bien guardadas, son nuestro mayor tesoro.

Para esta primera cosecha de arroz, había unos 1200 kg de arroz. Eso será suficiente para nuestras dos comunidades durante siete meses.

¡Y Dios vio que era bueno!

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Sr Charline, Sr Odile, Sr Myriam –  Hermanitas de la Asunción- Madagascar/Fianarantsoa

Una respuesta

  1. M. Cio Ibàñez i Puente dice:

    Estic molt contenta i ja m’imaginava jo treballant en aquest camp!. Com el 1864 Déu va inspirar Esteve Pernet, Ell va veure llars desfetes per la manca de feina, la pobresa. És en la mateixa línia que Déu segueix inspirant les Germanetes que han vingut després per evangelitzar usant com a mitjà la necessitat del pobre..

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