» Festival vocacional en Vietnam»

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“TODO ES GRACIA”.

‘Creemos que la vocación es una atracción interior experimentada por la persona, que proviene de su relación personal con Cristo, con el Padre, gracias al Espíritu. Libre iniciativa de Dios; libre respuesta de la persona. Es el Señor quien llama. Creemos con todas nuestras fuerzas que podemos colaborar a esta obra de la llamada. El Señor que ha hecho alianza con nosotras, nos hace hoy una promesa. Gen. 15, 5: »Levanta los ojos al cielo y cuenta las estrellas, así será tu descendencia». Sabemos que hoy esta promesa se realiza para nosotras, en pequeño número, pero se realiza, incluso modestamente, pero se realiza. Nosotras somos dichosas de ser Hermanitas de la Asunción (HA) y queremos compartir nuestra felicidad». (Asamblea de Congregación, abril 2019, Llamada a la vida religiosa).

            Teníamos el proyecto de organizar un «festival vocacional» con jóvenes para presentarles nuestra Congregación, y haberlo podido realizar es una gracia.

            Desde los primeros momentos habíamos presentido que el Señor estaba presente para acompañarnos, guiarnos y sostenernos; Él dio a cada una de las Hermanitas la fuerza, la voluntad y la energía para realizar este proyecto. Todo nos era favorable: el tiempo particularmente bueno de esos días – sin lluvia, ni demasiado sol, ni demasiado calor-, el dinamismo y el entusiasmo de las dos comunidades, la atención fraternal del cura de la parroquia viniendo a celebrar la Eucaristía de abertura y la participación de una veintena de jóvenes llegadas de distintos lugares. Nosotras íbamos de sorpresa en sorpresa durante la etapa de preparación que estaba concebida bien cuidadosa y minuciosamente. Estábamos prontas y todas teníamos el deseo que este “festival vocacional” se desarrollara bien.
Las jóvenes se unían  a nosotras, atrapaban al vuelo todas las ocasiones para participar, adherir activamente al programa propuesto, dejándose llevar con una confianza absoluta en las hermanas y queriendo aprovechar al máximo este tiempo precioso.
  Ellas han sido tocadas por la proximidad fraternal, la abertura, la entrega, la cálida y alegre amabilidad, especialmente a través del servicio y la atención a cada una. Exclamaban: “¡Amar, es en verdad formidable!”

            En estos dos días, la gama de colorido destacada era “sonrisa radiante, entusiasmo y dinamismo”. Con las jóvenes, pudimos visitar a familias con problemas que las hermanitas contactan durante el año. Esperando la llegada de las jóvenes que las iban a visitar, estas familias las esperaban con impaciencia, preparadas a acogerlas con alegría.

            Este festival vocacional terminó en el amor fraterno, con vínculos de solidaridad más profunda entre jóvenes y congregación y entre ellas mismas.

            Algunos extractos de su compartir con motivo del encuentro vocacional:

  • Una joven de 27 años, Ý Nhu que se prepara para entrar a las Hermanitas de la Asunción (H.A) dijo: ¡Las hermanas verdaderamente son sencillas! La aprehensión, la sensación de miedo que me hacía temblar y sudar, han desaparecido, pues todo el mundo es sencillo y tan amable.”
  • La primera tarde: una cena llena de fraternidad, cada una se presentó con sencillez y todo el mundo estuvo contento. Yo misma me sentía feliz y con suerte de poder estar aquí y de reunirme con unas y otras… ¡Todas las comidas fueron preparadas por las responsables de las comunidades! «El que quiera ser grande entre ustedes será su servidor; y aquel que quiera ser el primero entre ustedes que se haga su esclavo.»  (Mt 20, 26-27).
  • Visionamos una película, Santa Bakhita: A veces me reconocía a mí misma dentro de la película. Nuestra Santa había dicho: “Si yo me tropezase con las personas que me secuestraron, o aquellos que me torturaron, me arrodillaría para besar sus manos, porque si esos acontecimientos no hubieran tenido lugar, hoy yo no sería cristiana, ni una religiosa.» Yo creo que si todo el mundo reaccionara como Bakhita, el mundo carecería de odio, así es, ¿verdad Dios mío?

            Recuérdame siempre que todo lo que hago es por tu Gloria y por amor al prójimo; así seré feliz en el camino que he escogido.

            La palabra que he sentido y que podría decir durante estos dos días de encuentro es la alegría. En todas las actividades, se oían risas, resonaban risas, risas de alegría, de felicidad, y de paz.

La primera mañana

  • La primera mañana fue reservada para el descubrimiento de la Vocación. Una pregunta me fue dirigida: “¿Que sería el mundo en ausencia de religiosos y religiosas?” Yo pienso que al mundo le faltaría alegría y la esperanza en la vida; pocas personas querrían hacer tareas humildes… El Papa Francisco ha dicho: “Allí donde hay religiosos y religiosas, allí hay alegría”, Son personas que dan alegría.
  • Por la tarde fue el descubrimiento de la vida religiosa; Yo hice la experiencia de tres talleres. ¡Tengo que decirte, Señor, ¡el talento de creatividad de las hermanas! Estos tres talleres de los que hablo eran: 

  La Vida comunitaria: hablando de la vida de cada miembro de la comunidad. La imagen que la representa es la de la Trinidad. Pude aprender que cada una de los miembros de la comunidad es única, procedente de lugares diferentes, hablando lenguas diversas, talentos e intereses que difieren, pero hay una aceptación mutua para vivir juntas en el amor fraterno. Y es el Amor de Cristo quien reúne a las personas consagradas en comunidad a causa del Reino de Dios y a través de los votos.

La Vida de Oración: Actividad de “modelar arcilla”. Cada una incluso con un trabajo diferente, encuentra dificultades y tentaciones de poder. La persona que puede resolver estas dificultades y que es la fuente maravillosa de consuelo es el Señor. Yo soy muy feliz de tener un Maestro que me enseñe a orar.  He constatado que las hermanas viven muy unidas con Cristo, son muy humildes, sencillas en su porte y su forma de vida… son muy “hermosas”, da gusto verlas. Solo Dios es fiel eternamente.

La Misión: Las hermanas de la comunidad se ayudan mutuamente en la Misión gracias a los talentos que el Señor da a cada una. He aprendido de la solidaridad y el amor fraterno.  “Dar gratuitamente, trabajar sin buscar el descanso”, “buscar amar al otro más que ser amado”, “buscar consolar al otro en lugar de ser consolado”.

  • La tarde fue muy gozosa con espectáculos y se terminó por la oración iluminada con velas.  En ese momento sagrado y de recogimiento, yo pensé en la vida de cada una de las hermanitas, una vida santa, sin ruido, con sacrificio, sin preocuparse de la celebridad… Ellas son felices creyendo que el Señor está con ellas, no están solas pues el Señor las quiere y tienen hermanas que las acompañan. Yo sentía que cada una aquí vivía su misión en paz

El segundo día

            El segundo día: Fue un día extraordinario para mí, pude visitar a personas de familias minusválidas.  Estaba emocionada y lloré. He descubierto que sobre esta tierra, hay muchísima más gente menos afortunada que yo. Y todo lo que yo he heredado hasta ahora era como si el Señor me preparase para ofrecerme la vida y para completar mis carencias.  La última tarde: Debería poder agradecer infinitamente al Señor. Yo te amo demasiado, Señor.

Espero que haya una media jornada para que cada una pueda compartir su reflexión. ¡Soy tan feliz!

Conclusión

            Al final de este “festival vocacional”, cada una tenía su propio pensamiento, su proyecto personal; ¡Dios solo lo sabe! Por mi parte, quería permanecer en calma y me sentía en paz, pero había algo que me impulsaba a comprometerme. Señor, dame tu Espíritu Santo que me aclare y que me muestre lo esencial: la Gloria del Señor y después yo buscaré una manera de vivir adaptada a tu servicio. “Los frutos que he recibido es el amor de cada una. Puedo reconocer la Misión sagrada que Cristo ha atribuido a las hermanas para el servicio de los pobres.”

            “Gracias a ustedes por facilitarme estas condiciones favorables para poder releer, vivir la vida comunitaria, la misión, la oración… el camino vocacional que estoy siguiendo. Particularmente la película, la oración de Taizé… me hicieron  llorar. La presencia de Dios, el apoyo, el amor mutuo entre nosotras… aclaran, iluminan y consolidan mi camino en seguimiento de Jesús.”.

Hna. Tuyen Nguyen, HA en Vietnam

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