La misión es siempre una respuesta a una llamada de Dios
Testimonio de una Hermanita de Nueva Zelanda.
Santa Madre Teresa decía a menudo que la soledad era un sentimiento muy expandido en el mundo occidental. Esto es muy cierto, en todo caso en Nueva Zelanda. Existe un organismo que se llama “Age Concerne”. Se dedica a remediar esta situación organizando visitas a personas mayores, a menudo solas, por un equipo de voluntarios. Desde hace algunos años visito a tres mujeres que tienen más de 85 años. Siempre me sorprende ver como ellas esperan con impaciencia mi visita semanal, y es recíproco.
Y en este quehacer se me ha confiado Sharon, una mujer ciega que vive sola con su perro fiel, Rob. Han pasado varios meses hasta darme cuenta que Sharón es católica, y que ella había sido sacristana hace tiempo en nuestra parroquia. Hace dos meses, le dio un ataque de apoplejía y hoy está en una Residencia. En el espacio de una semana perdió su independencia, su casa y su perro. Aunque hoy ella sea muy frágil, esta mujer excéntrica me ha enseñado mucho sobre su fe y su relación con Dios.
Truus tiene 87 años y una vez por semana vamos juntos a un curso de Tai Chi para personas mayores; durante muchos años, ella y su marido Piet han acogido a niños que nosotras les enviábamos, y nos hacían múltiples servicios. Truus continúa formando parte importante en la vida de la parroquia de Otara. Sus hijos son maravillosos y la visitan a menudo.
Maureen tiene miedo de salir a la calle, pero se mantiene muy informada por medio de su ordenador y tenemos juntas interesantes conversaciones sobre la Iglesia y la actualidad mundial.
Pasar un poco de tiempo con estas mujeres y aprender algo de sus vidas da ánimos y ayuda, esto me llena de gratitud e inspira mi oración.
Michelle Carter – Hermanita de la Asunción