Historia de una vocación

Historia de una vocación

El 16 de agosto de 1933 nací en Tossa de Mar (Gerona), pueblito de la Costa Brava, como nuestros padres Tomás y Assumpta; la 2ª de 4 hermanos/as. Pueblo bellísimo de mar y montaña, que vivía del mar, del campo y de los bosques. También los abuelos maternos vivían en el Pueblo, en una masía cercana y mi padre tenía una modesta fábrica de corcho.

            La guerra civil española – 18/07/1036 al 1/04/1939 turbó profundamente la paz de este pueblito y de todos los pueblos del Estado español y supe por mis padres las atrocidades y carencias vitales que duraron largos años. Muy cerca de la casa, abrieron refugios en la montaña, donde al toque de la sirena, corríamos a refugiarnos…Años después, “inocentes”, nos sirvieron de escondite en nuestros juegos infantiles…En verano nos juntábamos primos y primas con quienes explorábamos el acantilado, las cuevas marinas de gran belleza, las montañas, campos y fuentes…y al atardecer nos reuníamos en la masía de los abuelos con los padres y tíos.

Infancia

            Desde muy niña descubría en silencio la bondad de mis padres. A los 4 años, un pescador puso en mis manos un hermoso pescado: “Nena, dáselo a tu padre…No sabes el padre que tienes” …Le había “arrimado” gasolina para que pudiera seguir pescando. En las fiestas de la Cruz, premiaban a los niños y niñas que llevaban las cruces más bonitas, hechas con flores naturales. A los 6 años premiaron mi Cruz. Mi madre me dijo: “Hijita, ¿Te gustaría compartirlo con unos niños que tienen poco para comer? ¡Sí, claro! Y fuimos juntas…conocí a la familia…no lo olvidé.

            La confianza y el afecto inmenso de nuestros padres suplían con creces la ausencia de “caprichos” y “tonterías” …Su fe profunda se traducía en bondad, servicio, compasión…

            En el Pueblo solo había Escuela Primaria y desde los 9 años estuve interna en un colegio de Rel. de Lloret de Mar hasta 3º de Bachiller. Estudié, pero me añoré enormemente…A los 12, nos trasladamos a Barcelona…Íbamos creciendo…

            Ese mismo año mi madre quedó embarazada de la 5ª hermanita, de la que yo sería madrina. Llegó Julio con ilusión…se preparaba el nacimiento…Pero un día me dijo mi madre: “Hijita, no me encuentro bien, vamos al médico con tu padre”. Al llegar nos dijeron: “el Dr. dice que por qué se queja; todo va bien”; por la noche se puso a 40º…nos reunió a todos y nos explicó cómo nacen los niños/as…Más tarde la comadrona asistió a su parto, muy difícil…un martirio: ¡La nena, Asumpta, estaba muerta!…Y a los dos días, pese a numerosas transfusiones y antibióticos, se nos fue la madre, serena, confiada en Dios…Tenía 38 años. Me llamó la tarde anterior, …yo le acariciaba sus brazos desnudos por el calor de julio, bañándola de lágrimas…y ella me miraba con un amor imposible de olvidar: “Hijita, me voy con Dios…lo he recibido…soy feliz…Ahora tú, cuida de tus hermanos”… “Recoge la ropita de la nena y pide a la Sra. de la mercería que te la cambie por ropa interior vuestra”, y señalando un cajón de la cómoda “Aquí encontrarás un pañuelo de cuello para María, una corbata para Vicente, unos calcetines para Remei, etc…etc…Cuando vayáis a Tossa dáselos de mi parte”. Y ya en Tossa, entre abrazos y lágrimas, entregué sus sencillos detalles…Y al pasar delante de la casa de una ancianita, me dijo: “¡Ay, nena! ¡Se nos ha sido el ángel de los pobres! Iba a cumplir 14 años…

Adolescencia

            Mi vida cambió; Me volví muy reflexiva. Me planteé un montón de interrogantes a nivel de la fe…Amaba mucho a mis hermanos, a mi padre, abuela, tío. A los 16 años me marcaron mucho unos días de oración y comencé a comprometerme en la Escuelita de muchachas de servicio

            Un día, abriendo la cubierta del pupitre, pasó por mi mente como un relámpago: “Serás religiosa”. Cerré el pupitre de golpe y me dije: “¡Jamás! Me casaré y tendré muchos hijos como mi madre”. Pero este hecho volvió a repetirse, una y otra vez…

El día de la Inmaculada me entregué a la Virgen y por la tarde fui a celebrarlo en el Palau de la Música con mis hermanos, sin decir nada. Tenía 16 años. A los 17 renové mi entrega a la María y comprendí que la mejor celebración sería no faltar a la Escuelita. Hablé con la religiosa que velaba el estudio…y me presentó a un sacerdote. Después de dialogar le dije: “Seré religiosa”. “Estás muy verde” me respondió. Yo estaba convencida…Y comencé el verano levantándome pronto cada día para ir en bicicleta a la Eucaristía a 3 Kms. del lugar. Y al regresar traía las compras. Cuando tronaba, cantaba el Magníficat para espantar el miedo. También en verano, comencé a visitar a Jesús en el sagrario, sin que se enterara mi familia. Subía a un magnolio, cogía una o dos magnolias y las ponía junto al Sagrario, me sentaba en el primer banco y dejaba hablar a mi corazón. Después, en silencio, escuchaba, hasta que me parecía tener la respuesta.

Pero entonces, viví un tiempo de cierta perplejidad. Le decía a Dios: “Te he dicho que sí, pero ninguna Congregación me atrae…Entonces, arréglatelas”.   

Al terminar el bachiller – 17 años – quería estudiar Enfermería. Pero la víspera de matricularme, me dieron Información de la Escuela Social. En la Escuela Social además de mucha juventud “movidita”, comenzó estudios María Miret, H.A. muy cercana a todas e implicada en nuestras “pequeñas huelgas” para actualizar ciertas costumbres… e imperceptiblemente iba hablando de la misión de las Htas. Además, solíamos coger el mismo tranvía y seguíamos hablando…

El llamado

Pasó el tiempo, hasta que un día, cuando el tranvía dio la vuelta por la Plaza Bonanova, se hizo una Luz tan grande en mi corazón, que pronuncié en silencio: “Seré Hta. de la Asunción”. No lo pude olvidar. Mucho más tarde, leí del P. Pernet: “En las cosas de Dios todo empieza por la Luz” y recordé lo que me dijo una religiosa de Jesús María: “No te hicimos signo porque ibas atraída por los pobres”

Pedí a la Comunidad de San Gervasio si podía ir con las Htas. a trabajar en las familias con enfermos y fui con Sr. Delfina Zorita a casa de Enriqueta, mujer maltratada, con dos hijos adolescentes, que vivía en un sótano. Estaba muy enferma del riñón. Permanecí tiempo, en ausencia de Sr. Delfina, no sin antes, enseñarme las cosas esenciales a nivel de cuidados, comidas, respeto y discreción profundos, etc…con una gran delicadeza. La vivencia de aquellos meses sigue grabada en mi ser. Entre Enriqueta y yo, nació una profunda amistad que perdura eternamente…

A los 19 años, me invitaron a una boda en Tossa de Mar y me pusieron al lado del médico titular del Pueblo L.B. Es difícil describir lo que pasó, pero lo cierto es que ambos quedamos profundamente “tocados”. ¡Y los encuentros eran tan fáciles! Mi bici fue entonces compañera inseparable…Me permitía un saludo y un adiós rápido, pero mi dolor era inmenso…De nuevo, una y otra vez cerca del Sagrario, hablando en silencio, escuchando…Para Sta. Rosa nos juntábamos unos 25 de familia en casa de los abuelos maternos. Mi abuela Rosa “intuitiva”, invitó a L. La víspera me vino a buscar a la vuelta de una excursión en grupo y por la noche nos encontramos en el baile…” Tenía que hablar”, “no quería herirle, le amaba demasiado” “¿Tienes a otro?” “No”, le dije rotundamente…y le hablé de mi proyecto de Vida…Ambos lloramos…Al día siguiente,  nos encontramos en la Eucaristía…me felicitó cordialmente. Lo demás está en el corazón de Dios y en el de muchas personas y familias trabajadoras.

¿Qué decir de mi familia? Lo pensé mucho…pero algunas personas de confianza me decían: “Si no lo haces ahora, no lo harás nunca” Mis hermanos eran todavía muy jóvenes. Juan, que tanto amó y cuidó mi madre, Núria, más tarde madre de 6 hijos/as, me ayudó mucho con su amistad que perdura siempre. Pilar solo tenía 13 años. Fue un gran riesgo…La quiero como si fuera mi hija. Mis abuelos maternos quedaron desolados…aunque poco a poco lo asumieron e incluso gozaron

El 21 de junio de 1954, fiesta de San Luís, después de despedir a cada uno/a de mi tan querida familia, entré en la Comunidad de las Htas. de la Asunción de Sarriá. Mi padre me acompañó llevando la maleta y yo la bicicleta.

Rosa Barber (HA)

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2 comentarios

  1. Pre noviciado Perú dice:

    Gracias hermanita por su testimonio, un compartir profundo que nos inspira seguir caminando de la mano del maestro en esta nuestra familia universal de PSA.
    Un abrazo, de la comunidad del pre noviciado en Lima Perú

  2. Hilda Coronado C dice:

    R0sa María querida que lindo verte por esta ventanita, escucharte a través de tu bello compartir vocacional. Gracias por ese tesoro compartido con tanta sencillez…nos despiertas emociones y sentimientos profundos….
    Nos da inmensa alegría y creemos que esa vida sencillamente humana y familiar motiva a otras jóvenes a escuchar al Señor y seguirlo. Es un testimonio viviente. Gracias inmensas y te recordamos en tus visitas a Colombia, en tanta vida compartida y bellos encuentros .
    Te queremos mucho, un abrazo sororo.
    Helena esta ausente por unos dias., en casa de una de sus hermanas,
    Myriam e Hilda .
    Comunidad de Acogida

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