Vivir el sueño de la familia de Dios
Las Hermanitas de la Asunción han estado vinculadas a los pobres en todo el mundo desde su fundación.
En 1958, las Hermanitas concentraron sus servicios en East Harlem bajo el nombre de »Little Sisters of the Assumption Family Health Service » (Servicio de Salud Familiar de las Hermanitas de la Asunción).
Cuando, en marzo de 2020, el Corona virus entró en nuestras vidas, en nuestro país, de manera feroz. La ciudad de Nueva York se convirtió en el epicentro del virus y las familias inmigrantes se vieron afectadas de manera desproporcionada. Muchas familias eran inmigrantes indocumentados con recursos insuficientes. Los trabajadores perdieron sus empleos porque muchos estaban en la economía informal. Se enfrentaron al hambre, al riesgo de expulsión y al miedo al virus.
Las necesidades de las familias explotaron en esta realidad de Covid-19. La vulnerabilidad de las familias nos llevó a evaluar nuestros propios programas y servicios y a considerar cómo podríamos ser mucho más útiles en este momento de extrema necesidad. Compartimos la difícil situación de las familias con nuestros donantes y la respuesta fue notable! Era como tener una familia extendida de donantes que veía a los necesitados también como su familia . El ejemplo que mejor describe lo que pasó fue la comida. Durante años tuvimos una pequeña despensa que se unió a un programa de defensa de los derechos que ayudaba a las familias a acceder a subsidios y otras ayudas. Casi de la noche a la mañana, ese programa adquirió enormes proporciones. Las 200 familias que venian a buscar comida en una semana se convirtieron en 800 familias por semana durante meses.
Con sensibilidad, compasión y empatía, una multitud de voluntarios continúan empacando alimentos, creando un ambiente de protección, usando equipo de protección, etc. para proteger a las familias que vienen a recoger alimentos.
El tema central de la encíclica papal expresa nuestra pertenencia común que nos hace hermanos y hermanas. «He aquí un bello secreto para soñar y hacer de nuestra vida una bella aventura. Nadie puede enfrentarse a la vida de manera aislada… tenemos necesidad de una comunidad que nos apoye, donde podamos ayudarnos mutuamente a seguir mirando al futuro. Cuan importante es soñar juntos… Soñemos, entonces, como una familia humana, como compañeros de viaje que comparten la misma carne, como hijos de la misma tierra que nos alberga a todos (Fratelli Tutti).
En esta misión, es nuestra esperanza la que está en juego. Unámonos a las mujeres y hombres que ya se han comprometido a responder a los gritos de estas familias empobrecidas, de los migrantes, de los refugiados, de las mujeres…, todos en busca de la felicidad y de las aspiraciones de un planeta habitable».
Margaret Leonard Hermanita de la Asuncion (EE.UU.)
