La DANA de Valencia a través de los ojos de un adolescente

Un Desastre Meteorológico
El 29 de octubre de 2024, la Comunidad Valenciana, al este de España, fue golpeada por una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos). Esta tormenta trajo consigo lluvias torrenciales e inundaciones devastadoras que dejaron una huella profunda en Valencia y sus alrededores. Con 225 víctimas mortales y aún algunos desaparecidos, las infraestructuras, comercios y viviendas sufrieron un impacto generalizado.
Una Ola de Solidaridad
Desde el primer momento, la solidaridad se desbordó en las zonas afectadas. Miles de personas, provenientes de todo el país e incluso del extranjero, se unieron para ayudar a la población en esos momentos de miedo, incertidumbre y devastación. Entre los que respondieron a la llamada de ayuda, muchos jóvenes se destacaron, demostrando que la generosidad puede florecer incluso en los momentos más oscuros.
La Experiencia de Manuel (14 años)
Queremos compartir la experiencia de uno de esos jóvenes, Manuel, quien junto a su padre, su hermano y algunos compañeros de trabajo, se desplazó en varias ocasiones para ayudar a las pequeñas empresas inundadas en el extrarradio de Valencia.
«Fue una experiencia dura pero bonita. Vi a miles de personas ayudando al pueblo de Valencia. Cada cinco minutos pasaba alguien ofreciéndote comida, guantes, mascarillas, gafas y muchas otras cosas. La gente de Valencia se emocionaba mucho al ver llegar tanta ayuda, y eso te daba más ganas de seguir ayudando. Había personas de toda España y de todas las edades, desde niñ@s muy pequeñ@s hasta personas muy mayores.Sin embargo, la experiencia no estuvo exenta de dificultades.
Las condiciones de trabajo eran complicadas. Los voluntarios tenían que entrar en garajes de varias plantas donde el aire se volvía irrespirable. La gente debía salir cada 20 minutos para evitar la asfixia, y para facilitar el trabajo, se formaban cadenas humanas debido al lodo resbaladizo.
Decidí ir porque no me quiero ni imaginar lo que se debe sentir al ver tu barrio o tu pueblo destrozado.** Mi padre quería ir desde el primer día, y aunque mi madre no pudo por trabajo, si hubiera podido, habría ido andando. Así que fui con mi padre y un amigo suyo que es como un tío para mí.



La Conexión con la Comunidad
Manuel se sintió muy bien rodeado de la comunidad. La gente se sorprendía al ver a niñ@s de su edad ayudando, tratándolo como si fuera uno de sus propios hijos. Le preocupaban por su seguridad y se mostraban agradecidos por su esfuerzo.
La verdad es que me he sentido muy bien conmigo mismo porque di todo de mí, igual que todos los presentes.
Me llevo una gran experiencia, aprendí a buscarme la vida en cualquier situación, algo que debo agradecer a mi familia.
Momentos de Esperanza
En Paiporta, el pueblo donde Manuel ayudó, vivió tanto momentos tristes como felices. Aunque la gente parecía desolada, se alegraban al ver a tantos voluntarios dispuestos a ayudar
Vi momentos muy duros, pero también momentos llenos de esperanza y felicidad.
La gente necesitaba sonreír como fuera, y eso fue algo que me marcó.
Esta ha sido la experiencia de Manuel durante la DANA en Valencia. Un relato que nos recuerda el poder de la solidaridad y la resiliencia en tiempos de crisis. La generosidad y el apoyo mutuo son esenciales para reconstruir lo que se ha perdido y seguir adelante.
