Historia de las HA en Nápoles
La Comunidad de las Hermanitas de la Asunción en Nápoles tuvo que cerrar en noviembre de 2023, después de 88 años de presencia en esta ciudad, pese a algunas interrupciones. Puede ser una buena ocasión para recordar su historia.
Desde 1914, algunas señoras de la ciudad, habían solicitado a las Hermanitas. En efecto, la congregación era ya conocida en Italia, porque desde 1902 estaba inserta en Roma y también había fundado una comunidad en Turín en 1910 y otra en Milán en 1913. En aquella época, respondieron que las numerosas peticiones de fundación y el número insuficiente de religiosas, no hacían posible aceptar esta propuesta.
La fundación en Nápoles no pudo realizarse hasta 1935, en un barrio industrial, entonces, Rione Luzzatti. He aquí lo que escribe la superiora de la época, Sr Marie Renée-Gabrielle, para El Pain de Chez Nous de octubre de 1935:
«Las hermanitas han sido acogidas en este barrio, que aún no había visto a religiosas, con un entusiasmo napolitano. Pronto, los pobres encontraron un nombre para estas «monachelle» que habían venido expresamente para ellos: son las «Suore Nostre»: nuestras hermanas.»
En 1937, eran 6 hermanas, y no les faltaba el trabajo. Como en todas partes, cuidaban, curaban, ayudaban, se ocupaban de los cuidados domésticos y trabajaban para la «regeneración cristiana de la clase obrera».
Durante la 2ª guerra mundial, la ciudad fue destrozada por más de 110 bombardeos, pero las HA continuaban, pese a todo, su misión. Sin embargo, en 1942, la casa fue destruida por un bombardeo. ¡Las hermanas fueron acogidas por bienhechores y continuaron su misión, pero su refugio también fue bombardeado! A partir de ahí, la comunidad se dispersó: 3 HA fueron a Roma, las otras 4 se quedaron en Nápoles y varias comunidades, amigos y la diócesis, las acogieron por un tiempo, mientras continuaban su misión bajo los bombardeos. En una carta del 20 de junio de 1943, Sr Marie Marthe Isabelle1 escribía «Nuestros enfermos están muy conmovidos porque nos quedamos cerca de ellos, intentando «darles ánimo», como se dice aquí. A menudo recordamos las bellas palabras del Padre Charles: «No hay mejor medio para tener valor personal, que fabricarlo para los demás.»
Incluso después de la guerra, era casi imposible encontrar vivienda, a causa de las destrucciones y requisiciones de los Aliados. Esto tuvo mucho impacto en las poblaciones cuidadas por las HA., que se amontonan en viviendas demasiado pequeñas e insalubres, e impide también que las 7 hermanas de la comunidad encuentren una casa.
Por fin, en 1947, pudieron trasladarse a Vittorio Emanuele, 377. En un primer tiempo, este lugar correspondía bien a las necesidades misioneras. En un informe de visita regular de 1953 se puede leer, por ejemplo:
«El lugar de la casa, bien plantada en medio de la miseria, responde a todo lo que puede desear un convento de Hermanitas.».
Este mismo año 1953, se realizaron trabajos en la casa, para adaptarla a la vida conventual, con 12 celdas (para 10 profesas), y habitaciones para la vida comunitaria, un despacho, una gran sala de comunidad, recibidores…
Es también la época de la afiliación de las primeras Damas Sirvientas y de la Fraternidad.
Pero el acceso a esta casa era difícil, porque estaba construida en una subida de grandes escaleras de piedra medievales, llamadas Pedamentina. Además, las familias pobres de la vecindad emigraban poco a poco hacia las periferias, porque sus casas arruinadas eran demolidas. Finalmente, tomaron la decisión de marchar, lo que tuvo lugar en 1963, a un barrio obrero de Rione Traiano, al Oeste de Nápoles. La comunidad vivió entonces en dos pequeños pisos situados en la planta baja. Las hermanas instalaron también un dispensario en el subsuelo, con entrada particular y varias salas (de espera, de inyecciones, de curas…). Paralelamente a este trabajo, las hermanas realizan un gran trabajo de barrio, dan clase de catecismo y también están presentes en la acción católica de jóvenes.
Algunos años más tarde, decidieron construir una casa en el mismo barrio y las hermanas se instalaron en ella en 1972. Esta casa resultó ser demasiado grande y de aspecto «rico» en este barrio de personas pobres. Además, su mantenimiento y los trabajos requeridos eran caros. Pero, poco a poco, las hermanas pusieron en marcha numerosos servicios para el barrio: una escuela maternal y un «ambulatorio» (dispensario).
En noviembre de 1980, un gran terremoto, cuyo epicentro estaba cerca de Nápoles, destruyó una parte de la ciudad. En los primeros temblores, las hermanas de la comunidad estaban en la capilla para Vísperas. Después de refugiarse en la calle, hicieron todo lo posible para ayudar a las familias: préstamo del coche y puesta en común de mantas, ropa, leche caliente…En el Pain de Chez Nous de febrero de 1981, escribían:
«Unidos por esta realidad [terremoto] que lo polarizaba todo, hemos vivido [con el barrio] una fraternidad más fuerte, más fácil, por el hecho de que nuestra casa común era la calle. Por la noche, nos reuníamos en torno al fuego: momentos de fraternidad más intensa, porque todos estábamos en la misma situación, todos iguales, con el mismo miedo, el mismo frío (…).»
Después, hicieron todo lo posible para acompañar a las familias a seguir viviendo una vida normal, «para vencer el miedo», porque toda la ciudad está afectada y este terremoto acentuó los problemas existentes, problemas de vivienda y de paro crónico, entre otros.
En la comunidad, la vida y la misión continuaban, pero la provincia de Italia conoció dificultades que condujeron a la escisión con las que optaron por pertenecer a las Hnas. de la Caridad de la Asunción. La casa, finalmente, se vendió a la nueva congregación. La comunidad de Nápoles siguió existiendo hasta 1993, después de dejar vico Paparelle al Pendino.
En 2005, la congregación volvió a Nápoles, con 4 hermanas enviadas al barrio de Ponticelli, donde la realidad social era «heterogénea» según el 1er. proyecto comunitario. Las hermanas acompañaban a familias y también se formaron grupos. Una de ellas trabajaba en el hospital. Dieron a conocer a la congregación cuando las ocasiones se presentaban. En 2011, fueron a vivir a via Luigi Volpicella, 372b.
En noviembre de 2023, la celebración del cierre de la comunidad fue presidida por el obispo auxiliar y concelebrada por 4 padres de la Asunción, que viven en Roma; también estaban presentes otros sacerdotes, diáconos y miembros de la comunidad parroquial. Fueron numerosos los testimonios de todo lo que las HA aportaron a muchas personas, familias y grupos, los cuales las echarán de menos.
[1] note ESP.