Éxodo rural e inmigración en Francia, en la 2ª mitad del siglo XIX

Éxodo rural e inmigración en Francia, en la 2ª mitad del siglo XIX

      En la 2ª mitad del siglo XIXºen Francia, la revolución industrial había ocasionado la llegada a las ciudades de numerosos inmigrantes y un importante éxodo rural. En efecto, en aquella época, Francia sufría una gran ralentización demográfica. Le faltaban brazos. La inmigración era tanto más importante cuanto que la mayor parte de los países vecinos, al contrario, vivían una explosión demográfica y el desarrollo del tren comenzaba a facilitar los desplazamientos de población.

¿De dónde procedían?

     La inmensa mayoría de los inmigrantes venían de los países vecinos: a la cabeza, los belgas y después los italianos, los alemanes y los suizos, los españoles, y lejos detrás, los ingleses y los luxemburgueses.

     En los documentos de los archivos de las Hermanitas de la Asunción (HA), los que aparecen más a menudo son los flamencos, los alemanes, los alsacianos y los italianos. Les hermanas no tenían problema para comunicar con los francófonos (belgas, suizos y luxemburgueses) lo que explica probablemente por qué no se mencionan. Los términos «belgas» y «Flamencos» se utilizaban indiferentemente para designar a los Flamencos. «En Creil, […] Sr M. François prepara para la primera comunión a un niño belga, que no sabe ni una palabra de francés y tuvo que servir de intérprete entre una mujer belga enferma y el sacerdote»[1] Las H.A. estaban en contacto con españoles, en particular en Perpiñán, próxima a España.

      Los ingleses solo aparecían de manera anecdótica en los documentos de archivo, en la misma proporción que los americanos y los rusos. Las hermanas también cuidaron a una mujer de Guadalupe.

¿Dónde se instalaron?

       Los judíos de Europa del Este, que llegaban sobre todo para huir del antisemitismo y los pogroms, no se contabilizan como tales, porque eran de diferentes nacionalidades. Se instalaron principalmente en París. Eran tan pobres como los demás inmigrantes. La mayoría tenía una lengua común: el yiddish. Las hermanas tenían algunos contactos con ellos.

      La inmigración comenzó con el trabajo temporero, los belgas y los italianos, en particular. Primero partían algunos meses a las regiones limítrofes y después se instalaban en ellas progresivamente. Más tarde se quedaron en grandes centros urbanos y sus periferias: París, Lyon, Marsella, Lille y en la región industrial de Lorena. En el oeste había muy poca inmigración.

      Los inmigrantes y exiliados rurales se agrupaban a menudo según el mismo lugar de origen, para poder ayudarse entre sí.

¿Y los exiliados rurales?

   En aquella época también existía un importante éxodo rural, sobre todo de Bretaña, Auvergne y Provincianos. A menudo eran considerados como los extranjeros. Muchos hablaban muy poco o nada de francés. 

 Los alsacianos habían llegado masivamente a Francia después de la anexión de Alsacia y Moselle por el Imperio alemán en 1871 después de la derrota de Francia. Los que querían seguir siendo franceses tenían que instalarse en el territorio francés.

    La práctica religiosa:

    Este éxodo rural y esta inmigración provocaron un desarraigo que a menudo conducía al abandono de la práctica religiosa.

   Y esto, por varias razones: Ante todo, muchos hablaban muy poco o nada de francés. También el aislamiento y el corte con el medio de origen a menudo eran causa de abandono de la práctica religiosa. El trabajo del domingo les impedía ir a la iglesia y a menudo eran tan pobres que no podían comprarse un traje de domingo.

¿Cómo facilitaban las hermanas la práctica religiosa de los exiliados?

     Las HA hacían todo lo posible para ayudarles a volver a la práctica religiosa, por ejemplo, mandándoles hermanas que hablaban su lengua: «Sr M. Aline fue enviada a una familia  bretona, que se sorprendió y alegró mucho al oír a una Hermanita que hablaba su lengua».

    También pedían ayuda a personas amigas de la congregación, como a Damas Sirvientes de los Pobres[3] que hablaban su lengua o llamaban a sacerdotes que conocían su lengua, para que recibieran los sacramentos, se confesaran, etc…

    El Padre Pernet había ya fundado una asociación para los obreros que las hermanas encontraban yendo a cuidar a los enfermos pobres, la Fraternidad de N.D. de Salvación[4]. Para los obreros que no hablaban francés o lo hablaban mal, las HA habían organizado reuniones con el mismo modelo, excepto el compromiso, en las lenguas de la mayoría: el bretón, el flamenco, el alemán y el italiano. Más tarde, cuando dominaban el francés podían unirse a la Fraternidad.

    También se organizaban las misiones. Su objetivo era acompañar hasta la práctica religiosa a los obreros que se habían alejado de ella. Las misiones eran predicadas por sacerdotes, muy a menudo en francés, pero si se creía necesario, también podían hacerlo en otras lenguas. En Sèvres, en particular, había grandes comunidades italianas, bretonas y alemanas: «Los Italianos preocupan a Sr M. Providence. Tiene mucho interés en organizar una misión para ellos, como la de los alemanes. 610 obreros, dice, hablando muy poco o nada el francés se encuentra sin atención religiosa»[5]. «

    Las HA organizaban también retiros, con el fin de preparar a los obreros para las fiestas religiosas (en particular Pascua y Navidad). Esto también, en francés o si era necesario, en las lenguas más habladas localmente.

En conclusión :

     Los inmigrados de la época no parecen ser vistos como una entidad particular. No hay un término para designarlos globalmente. Los términos «migrantes», «inmigrados» no se empleaban ni tampoco el de «extranjeros». Lo que parece importante, es encontrar personas que hablen su lengua, para poder comunicar con ellos, evitar malentendidos y facilitarles la práctica de la religión. Se reagrupaban por lengua para facilitar la práctica religiosa. La intención no era ponerles aparte sino estar a su lado.

Catherine HAMOT
Servicio de los Archivos_Marzo 2023

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