Sor Lyda Abadía Morales

Sor Lyda Abadía Morales

Centenario de su nacimiento

Lyda nació en Cali el 12 de noviembre de 1921 como cuarta hija del hogar formado por Fernando Abadía y María Morales. Tiempo más tarde, a la edad de 24 años, nace a la vida religiosa dentro de las Hermanitas de la Asunción, una congregación francesa fundada en la segunda mitad del siglo XIX y que al momento del ingreso de Lyda cumplía 5 años de su llegada a Colombia

Mientras conversaba a principios de octubre del año 2021 con varias de las hermanitas alojadas en la casa de retiro en el Hogar de Cristo (Dapa), recibí el siguiente documento de puño y letra de Lyda:


“En presencia de la Santísima y muy adorable Trinidad, y bajo la protección de la Bienaventurada Virgen María, yo, Lyda Abadía Morales en religión Sor María del Socorro, hago voto a mi Dios a quien adoro aquí presente, y en vuestras manos, Reverenda Madre, delegada para ello por nuestra Reverendísima madre General, de Pobreza, Castidad y Obediencia según la Regla de san Agustín, y los estatutos de esta Congregación de las Hermanitas de la Asunción y eso por un año.«
Sr Marie Lætitia de Jésus     Sr María del Socorro
Cali, abril 29 de 1945       H.Danielin Saavedra, ofm.

«Y esto para siempre 28 de abril de 1951 » Sor María del Socorro
S: M. Sr Philippe (Sup.Gral)

En desarrollo de la conversación, pregunté a mis interlocutoras por el carisma de las Hermanitas de la Asunción, un carisma en el seguimiento de Jesucristo, servidor y salvador. La hermana Marta Magdalena Alviar amplía con estas palabras: “El trabajar por el reino de Dios con los más pobres, a partir de las familias. La familia obrera y pobre. En el idioma de ahora sería la familia obrera y pobre de los más vulnerables. Así como otras religiosas tienen colegios, hospitales, instituciones, nosotras no tenemos eso, vivimos más bien en barrios pobres, trabajando con ellos”.

Acorde con lo dicho, veremos a continuación cómo se expresa el compromiso de Lyda al interior de la congregación. Formada en Enfermería en los años cincuenta en la Universidad Javeriana de Bogotá, la ejercerá con un profundo sentido social. Al tiempo que dispensaba los cuidados de enfermería domiciliarios, la joven religiosa captaba de primera mano las condiciones de vida de las familias de los nacientes barrios urbanos. Eran familias recientemente expulsadas del campo, por los hechos de La Violencia de los años 50, que en parte se vincularon como obreros a los procesos de industrialización. La primera etapa de su apostolado lleva a Lyda a Manizales y a Medellín. La hermana Fanny Buitrago recuerda esos momentos así: “Yo trabajaba en el Comité de Cafeteros de Caldas. Lyda y otras hermanas iban a pedir limosna al Comité, ya que siempre la congregación ha vivido de donaciones. Nosotras las secretarias también donábamos. Dentro de la colecta se promovía la congregación, eso es la pastoral vocacional, por eso yo soy vocación de todas ellas»

Darío Londoño Villa quien fuera alcalde de Medellín entre septiembre de 1954 y noviembre de 1955 consiguió para ellas una escuela al frente de la vieja fábrica de Coltejer en esa ciudad; desde ahí la congregación estuvo en los barrios de La Milagrosa y de Gerona, en el oriente de la capital antioqueña.

La empresa Coltejer aportaba la alimentación de las hermanitas, quienes compartían la minuta del almuerzo de los obreros. La casa se llamaba María de Jesús. El 7 de febrero de 1956 fue la bendición. Lyda fue la fundadora, primera superiora colombiana. Es esta una época de intenso trabajo con los obreros de las textileras de Medellín y de Bello, cuidaban de los enfermos a domicilio, preparaban la comida, cuidaban a los niños y se ocupaban del arreglo de la casa. Lyda con sus hermanas en religión participa en la realización de censos y jalona el funcionamiento de la “Fraternidad Mixta”, explicada así por las hermanitas:  “En la congregación al comienzo teníamos la primera fraternidad mixta, o sea que eran reuniones para la pareja de obreros, impartían reuniones de formación. Esa fraternidad la orientaban los decuriones y las dames servantes (en francés el original).  El primer domingo del mes esas personas dictaban una conferencia y había un intercambio de ideas. Los obreros eran muy activos, de ahí salieron líderes como Bertulfo Ocampo, salieron varios líderes de comunidad, con influencia en la sociedad de San Vicente de Paúl y otras asociaciones, era un semillero de líderes. Tenía compromisos pastorales en parroquias como la Milagrosa, El Salvador, Loreto. La Fraternidad organizó convites para construir casitas de los obreros, con la hermanita Isabel Potes conseguían material más barato, los domingos a trabajar y las señoras de los obreros hacían el sancocho. Hicieron muchas

casas […]. El impulso lo dio Medellín”, tal como lo escucho de labios de Alicia Jaramillo, Blanca Inés Martínez, Fanny Buitrago, Hilda Torres y Marta Magdalena Alviar.

Estas y otras ejecutorias incidieron para que Las Hermanitas de la Asunción recibieran el premio Alejandro Ángel Escobar en su primera entrega  de la categoría Beneficencia (año 1955), hoy Solidaridad

A mediados de la década de los 60s Lyda llega al convento de San Cayetano en Cali, aquejada por una inflamación de las rodillas que la obligaba a estar en silla de ruedas. Encuentra una comunidad organizada por equipos: economato y catequesis, misión y servicio social, la trabajadora social y las dames servantes como equipo de apoyo.

La superiora de la casa de San Cayetano era la Madre Leticia de Jesús Madeleine Simon, que contó con el auspicio de los Carvajal. El terreno estaba abonado desde principios de los años 50, cuando un grupo de señoras del laicado caleño entre quienes sobresalía Luz Mejía de Obeso, respaldó la iniciativa de la Madre Leticia, la superiora. La madre Leticia en efecto, era consciente de las dificultades que afrontaban las jóvenes embarazadas y luego, con sus hijos pequeños para hacerse a un lugar en una sociedad que las segregaba. Como resultado del trabajo mancomunado a favor de las mujeres y de la infancia desprotegida, se había creado en 1953 La Casita de Belén[3]. Para la época nosotros, sus sobrinos Abadía Azcárate, Gálvez Abadía, Angulo Abadía, Daccach Abadía, Ramírez Abadía y Dossmann Morales, concurríamos al convento de San Cayetano, donde varios hicimos la primera comunión, bajo el cuidado amoroso de sor Lyda. En el transcurso de estas décadas, Lyda se volcó al trabajo con las jóvenes y con la niñez desprotegida, sin que olvidara sus deberes filiales hacia María Morales su madre, sus hermanas y su hermano Jorge.

Ella se consagra como lo dije, a la vertiente de protección de las gestantes y de la niñez, con varias hermanitas y con voluntarias de la ciudadanía caleña, en un contexto de vacío de alternativas por parte del Estado. Recordemos que sólo con la Ley 75 de 1978, jalonada por Cecilia de la Fuente de Lleras, esposa del presidente Carlos Lleras Restrepo, se dan los primeros pasos de una política de estado materializada en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF en cuanto a la protección de la mujer, la familia y el niño

Sor Lyda funda en Cali el Hogar de la Madre Soltera, para albergar transitoriamente a aquellas jóvenes que vivían su maternidad en condiciones de desamparo. El Hogar iba cambiando de sede en la medida de las circunstancias, fuera en casas del perímetro urbano o rural. Era un compromiso que exigía un trabajo de equipo para garantizar el bienestar de las jóvenes gestantes, el seguimiento del control prenatal en los centros de atención primaria y en hospitales de barrios como Cañaveralejo, Alfonso López, Popular, San Cayetano y el Hospital Departamental Evaristo García, a cargo del parto de las jóvenes en alto riesgo obstétrico. No fueron pocas las prisas para bajar a Cali llevando a las parturientas que se alojaban en la casa que por algunos, años tuvo la sede en el corregimiento de El Saladito. La pareja conformada por Aleyda y Hugo (hoy fallecidos), atendían durante el día ésta y otras tareas, mientras que los traslados que ocurrían en las noches eran asumidos por vecinos de buena voluntad, como la pareja Pedraza Regnier.

Sor Lyda continuaba igualmente su labor vocacional acudiendo a los necesitados: “Tuve la dicha de conocerla desde que yo perdí a mi mamá, yo tenía 16 años, eso fue en el año 1969. Ella en ese tiempo se llamaba María del Socorro. Ya se sabía que mi mamá se iba a morir, las hermanitas hacían la visita en el barrio Los Libertadores, el convento estaba como a tres cuadras, las calles no estaban pavimentadas, era un barrialero. Sor Lyda en medio de todo hacía su misión y catequizaba. A ella todos la querían mucho, era como la representación de una mamá. A raíz de todo eso, a mí me dio una neumonía, por eso fue que nos conocimos”, recuerda Marta Vargas.

En mayo de 1995 el diario El País de Cali destaca los 50 años de vida religiosa. La alcaldía le otorga la Orden al Mérito Cívico Santiago de Cali por su labor social.

su labor social.

En el transcurso de las últimas décadas y recogiendo las palabras de Beatriz de Araújo, se produjeron las condiciones para el tránsito administrativo y jurídico de la Casa de la Madre Soltera, conocida también como la Casa de la Madre Joven, a la actual fundación Educar para el Futuro[1].

A lo anterior se llegó por las dificultades de operar conjuntamente con el ICBF; asimismo, el embarazo de las jóvenes había dejado de ser un tabú, a la vez que surgían problemáticas sociales como la drogadicción. Al separarse del ICBF, la fundación recibió apoyo de empresas como Colgate, legalizándose ante la alcaldía de Cali.

En esta coyuntura, fue crucial la participación de Sor Lyda, participación descrita por Beatriz de Araújo como “un tesoro”:

“Sor Lyda nos consiguió el contacto en Dublín (Irlanda) con la organización Misean Cara[1] fundada por una hermanita asuncionista y comprometida con la juventud latinoamericana. Sor Lyda nos dijo: «Hagan un proyecto y lo presentamos». Esto pasó hace 12 años. Ahora tenemos 48 alumnos y programas de auxiliar de mesa y bar, sistemas, belleza y 19 proyectos financiados, cada uno por 3 años. Se han capacitado más de 2.000 personas, tenemos una sede en el barrio Popular de Cali

A instancias de Educar para el Futuro en el año 2016, Lyda a sus 95 años de edad redactó una carta dirigida a Misean Cara, en que reflexiona sobre su vida de servicio a las familias necesitadas. El original de esta carta es un testimonio de su misión, visible a la entrada a la fundación. Leamos unos fragmentos:

“La congregación de las Hnitas de la Asunción tenemos vínculos directos con la fundación Educar para el Futuro, yo soy la fundadora con otros miembros de dicha fundación hace muchos años, aproximadamente unos 50 años.

Antiguamente funcionaba como Hogar de la Madre Joven, manejábamos niñas en alto riesgo de embarazos no deseados, manejábamos una problemática social grande, muchas adolescentes se quedaban con sus hijos y otras pasaban los niños a un programa de adopción”.

Lyda llegó a la casa de Betania desde el año 2005 para su retiro. Betania –al sur de Cali- era la casa de las hermanas mayores de la congregación cuyo trabajo es la oración permanente. En el año 2013 las Hermanitas de la Asunción llegaron al Hogar de Cristo en Dapa (Yumbo, Valle del Cauca) donde su familia en el siglo y su familia en religión, festejamos con Lyda el centenario de su nacimiento.

Al revisar algunas fuentes que iluminaran mi comprensión de la vida de Sor Lyda Abadía encontré estas palabras, que moldean a cabalidad su existencia dentro de la congregación: “Se trata de ir con sencillez a donde la gente, compartir su vida sin tanto tapujo y advertir desde la cotidianidad cuáles son las verdaderas necesidades de sus familias. Frente a ello, responder con lo que cada una puede hacer en campos como la enfermería, el trabajo social, la educación o la pastoral.”

https://www.vidanuevadigital.com/2015/06/14/al-servicio-de-la-familia-obrera/

Aída Cecilia Gálvez Abadía
Sobrina de Sor Lyda Abadía Morales

Antropóloga. Integrante del grupo de investigación Religión, Cultura y Sociedad, RCS, Universidad de Antioquia. Medellín (Colombia) Cat. C Minciencias
Cali, octubre 23 de 2021

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