CIEN MIL ROSTROS EN HARMONÍA
San Agustín nos dice « Cantar es orar dos veces ».
Esto es la aventura vivida desde hace cerca de diez años en la Coral parroquial de Montrouge llamada « Chorale Aleluia » y es lo que os quiero compartir.
Somos unos cincuenta miembros: en el seno de este grupo, unos veinte formamos parte del conjunto vocal Renaissance, dónde durante cinco o seis sábados por la tarde trabajamos piezas musicales de la época del Renacimiento.
Cuando nos miramos, vemos que todos somos diferentes: hombres (por cierto no muchos), mujeres, niños, mayores, jóvenes, menos jóvenes, en activo, jubilados, blancos, negros. Pero formamos un grupo unido en la diversidad. Esta unidad no puede realizarse sin un jefe lleno de dinamismo, de paciencia, de voluntad y de bondad, de exuberancia y de rigor y sobre todo que tenga el don de transmitir.
¡Verdadero calidoscopio intergeneracional !
Cada lunes, con alegría, nos reunimos con nuestras partituras: esta hoja de papel que tenemos entre las manos en la que hay círculos entre rayas. ¿Este es un La, un Fa, un Do?
En la iglesia se ‘oye’ el silencio. Delante, se levanta la cruz que prepara nuestro corazón, nuestra alma, nuestro cuerpo entero a entrar en comunión. De pronto suena un retintín, después otro y aún se oye el último. Nosotros le hemos reconocido. Nos ha dado el tono. Juntos lo reproducimos después, en un solo aliento, interpretamos lo que está escrito en la partitura. Somos uno.
Al hilo de las repeticiones, nos llegan palabras, inevitables, de Alphonse nuestro jefe, que de hecho son también actitudes, posturas:
Nos gusta descubrir cantos de todos los países, de todas las lenguas, de todas las épocas y estilos diferentes.
De hecho se trata de cantar juntos. Formar una sola voz, escucharnos. Para mí, la diversidad del grupo, la búsqueda de unidad en el canto, la escucha que permite la armonía, me hablan también de lo que vivo en comunidad, en la Congregación como Hermanita de la Asunción. ¡No siempre es fácil!
¿No es este el desafío de una vida en fraternidad: escucha, comunión, unidad?
Al Padre Pernet, nuestro Fundador, le gustaba repetir esta oración: « Dios mío, haced la unidad de los espíritus en la verdad y la unión de los corazones en la caridad. »
La belleza del canto litúrgico, del canto clásico me invita a la acción de gracias…
El canto, la voz saliendo de sí mismo por el soplo, por la respiración… convertida en palabra, permite que sea todo el cuerpo el que cante.
Es un verdadero disfrute, pero también un verdadero trabajo.
A mí me admira la manera en que nuestro maestro nos hace orar a través del aprendizaje del canto.
Pero no olvido el tiempo de convivencia que contribuye también a que nuestro grupo sea más vivo más fraterno. Este placer de estar juntos se refleja igualmente en las caras de aquellos y aquellas que escuchan. Los niños, las parejas, las familias, los ancianos, los enfermos, los solteros, toda la diversidad de nuestras asambleas, cada uno encuentra ‘algo’ en los sonidos, los textos la interpretación o en la armonía. Es maravilloso cantar como servidor de la Palabra de Dios y que esto llegue a todo el mundo a lo más profundo de sí.
Pues SI, cantar es orar en total gratuidad para Gloria de Dios.
Monique Mage – Hermanita de la Asuncion en Montrouge-Francia
Una respuesta
Me ha encantado leer este artículo, me siento muy identificada en mi faceta reciente de coralista. Y como bien dices Monique, un tiempo y un espacio mágico y fraterno, donde la armonia de la música y las letras nos envuelven y nos une como algo espiritual que nos conecta con lo divino.
Formo parte desde hace un par de meses de una coral de mujeres de diferentes edades que nos une la música y el dia a dia que compartimos.
Rosa Cartagena(Alicante)